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Vivir con sabiduría


1 Corintios 3:9-4:5 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.

11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.

12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,

13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.

14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.

15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.

19 Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.

20 Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.

21 Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro:

22 sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro,

23 y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.

Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.

Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.

Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.


¿Alguna vez ha considerado su vida un proyecto en construcción? Así la describe el apóstol Pablo. Aunque se refiere de manera específica a la Iglesia, los principios en el pasaje de hoy también se aplican a nuestra vida personal. Pero a diferencia de una estructura física que es visible, esta es espiritual, y como tal, la calidad de los materiales no se puede discernir de inmediato. Sin embargo, llegará un día en que el Señor evaluará lo que hemos construido sobre el fundamento de Cristo.


Ninguno de nosotros quiere llegar al cielo y descubrir que hemos usado materiales que no tienen ningún valor en la eternidad. Aunque no podemos saber con precisión cómo evaluará Dios nuestra vida, hay algunas pautas en la Biblia que nos ayudan a vivir de una manera digna de la recompensa de Cristo.


Si utilizamos la sabiduría del mundo para construir nuestra vida, quedaremos defraudados. Pablo dice que nos engañamos si pensamos que la sabiduría, los valores, las actividades y las ambiciones que se derivan de un mundo gobernado por Satanás, pueden ser usados para cumplir la voluntad de Dios. Confiar en cualquier otra cosa que no sea la Palabra de Dios y su Espíritu es un esfuerzo desperdiciado. En vez de eso, debemos anhelar ser fieles mayordomos de todo lo que el Señor nos dé, y vivir con una conciencia limpia.


¿Está viviendo como Dios desea que lo haga, apartado del pecado y creciendo en santidad? ¿La Palabra de Dios llena su mente y moldea sus pensamientos, acciones y actitudes? ¿Está rindiéndose al Espíritu Santo para que pueda producir su fruto en usted? Cada día es una oportunidad de construir para la eternidad.

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