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¿Por qué permite Dios el sufrimiento?


1 Pedro 4.12-19

12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese,

13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.

14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.

15 Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno;

16 pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.

17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?

18 Y:Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

19 De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.


En algún momento, es probable que le hayan preguntado por qué un Dios bueno permite el sufrimiento. Aunque Él podría detenerlo, a menudo no lo hace. Y aunque podemos verlo en ciertas situaciones difíciles, en otras ocasiones parece que no pasa nada a pesar de nuestras muchas oraciones.


Vivimos en un mundo pecaminoso, por lo que somos propensos a angustiarnos. A veces nos preocupamos cuando la gente es impulsada por la maldad. Otras veces, la causa es nuestra propia debilidad o la disciplina de Dios en nuestra vida. Pero cualquiera que sea el origen de nuestra angustia, podemos estar seguros de que si Dios la permite, tiene un propósito. Él puede querer...


Captar nuestra atención. El salmista se dio cuenta de que la aflicción lo trajo de regreso a la voluntad de Dios (119.67, 71). En tiempos de angustia, a menudo acudimos a Él en busca de ayuda.


Desarrollar rectitud en nosotros. Dios quiere que maduremos, por lo que revelará aspectos de nuestra vida de los que debemos ocuparnos.


Podarnos. Juan 15.1, 2 muestra una excelente imagen de cómo Dios elimina actitudes y acciones que no son piadosas o no dan fruto.


Enseñarnos a obedecer. Cristo, quien siempre hizo la voluntad del Padre, es nuestro ejemplo perfecto (4.34; He 5.7-9). A medida que somos conformados a su imagen, aprenderemos cada vez más a obedecer a Dios (Ro 8.29).


En los próximos dos días, veremos otras razones por las que Dios puede permitir tiempos dolorosos. Mientras tanto, pídale que le muestre cómo puede Él estar usando el sufrimiento para su bien.

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