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Nuestro trabajo y el Espíritu Santo


Esdras 4.1-5


1 Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel,

2 vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí.

3 Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.

4 Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara.

5 Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia.


Los enemigos de Israel fueron inteligentes en sus esfuerzos por bloquear la reconstrucción del templo. Primero, se ofrecieron a ayudar. ¿Qué mejor manera de hacer que las cosas salieran mal, que involucrándose en el trabajo? Cuando su ayuda fue rechazada, se propusieron desalentar a los trabajadores. Los adversarios incluso contrataron consejeros para obstaculizar el proyecto.


Pero Dios quería que su pueblo dejara de sentirse autosuficiente y realizara su trabajo bajo la dependencia del Espíritu Santo. Les dio ánimo y protegió su proyecto de construcción a pesar de la oposición que enfrentaban. A veces, esto significa que eliminará el problema; otras veces, nos guiará a través del mismo. En cualquier caso, debemos confiar en el Espíritu Santo. Si lo hacemos, podremos:


- Amar con paciencia a nuestro cónyuge cuando haya problemas en el hogar.

- Guiar con sabiduría a nuestros hijos en nuestra cultura egocéntrica.

- Obedecer los principios bíblicos en cuanto a dar, ahorrar y gastar en una sociedad materialista.

- Experimentar el contentamiento y la paz de Dios en nuestras circunstancias actuales, ya sea que estemos solteros o casados, empleados o desempleados, sanos o enfermos.

- Hacer la obra de Dios a su manera.


Ser guiados por el Espíritu Santo definirá nuestra manera de trabajar. Aunque esa mentalidad no le agrada a la carne, es la única manera de vivir como hijos de Dios (Ga 5.16). Busque a creyentes que traten de practicar la dependencia del Espíritu Santo y anímense unos a otros a no rendirse.

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