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Nuestro guía digno de confianza

8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.
9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.
Hace muchos años, mientras hacía un recorrido fotográfico, el Padre celestial me enseñó una valiosa lección en cuanto a seguir a un guía. Mi grupo había estado caminando por un sendero durante tres o cuatro horas cuando sentí una ligera sensación de temor. Tenía la sospecha de que estábamos viajando en la dirección equivocada. Cuando le pregunté a nuestro guía al respecto, me aseguró que estábamos yendo en la dirección correcta.
Bueno, eso me calmó durante unos minutos, pero la persistente sensación de estar desviados no desaparecía. Así que saqué mi brújula y descubrí que, en efecto, íbamos en la dirección equivocada. Cuando le señalé esto a nuestro guía por segunda vez, se detuvo.
Después de examinar la brújula, el mapa y las demarcaciones del camino, se dio cuenta de que nos habíamos desviado de la ruta. Perdimos unas tres horas, y algunas hermosas oportunidades para tomar fotografías, debido a que nuestro guía no estaba dirigiéndonos bien.
Esa experiencia me enseñó lo vital que es poder confiar en la persona que nos guía. Más allá de la ruta del senderismo, esto es válido para los negocios, la iglesia, las familias o cualquier otra relación. Si nuestro guía no es confiable, si no podemos poner nuestra plena confianza en esa persona, terminaremos perdidos.
Así que, permítame preguntarle: ¿Quién es su guía? ¿Está siguiendo a las celebridades o a los reporteros de noticias? ¿Está confiando en los políticos o en los líderes empresariales? Si ha puesto su fe absoluta en alguien o algo que no sea su Padre celestial, ya se ha desviado del camino. Él es nuestro único Guía de confianza. Búsquelo, y vuelva al camino hoy mismo.