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Nuestro divino maestro


1 Corintios 2:9-16 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. m

10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,

13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.

16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.


Muchas personas —incluidos los cristianos— no leen la Biblia, y una razón es que no la entienden. Podríamos esperar que este sea el caso de alguien que no conoce a Cristo, pero ¿por qué muchos de los hijos de Dios no comprenden la verdad de las Sagradas Escrituras? Tal vez sea porque no le han pedido ayuda a su divino Maestro. Una de las responsabilidades principales del Espíritu Santo es capacitar a los creyentes para que entiendan todo lo relacionado con Dios.


Cuando observamos a otros hermanos cristianos que saben más que nosotros, es fácil pensar: Nunca seré capaz de alcanzar ese nivel. El problema, sin embargo, no es cuánto conocimiento tenemos ahora mismo, sino si estamos creciendo en nuestro entendimiento. El Espíritu Santo nos enseñará lo que necesitamos saber, no lo que otros saben. Debido a que Él quiere que lleguemos a ser como Cristo, nos dará la verdad y la sabiduría para entender cómo aplicarla a nuestra vida.


El propósito del Espíritu Santo no es llenar nuestra mente de información, sino llevarnos a un nivel más profundo en nuestra relación con el Padre celestial. Él quiere que entendamos la verdad, para que podamos conocer el amor del Señor. La profundidad del amor de Cristo nos motiva a conocerlo mejor, pasar tiempo en su presencia y leer su Palabra.


Pero todos estos tesoros de la Palabra de Dios podrían quedar fuera de nuestro alcance si nunca le pedimos al Maestro que nos guíe. Cada vez que usted lea la Biblia, pídale al Señor entendimiento y sabiduría. Una relación personal y genuina con Cristo aguarda a quien escucha al Espíritu Santo y le permite que le revele los pensamientos de Dios.

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