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Los obstáculos a través de los ojos de Dios

Jericó era la primera ciudad que los israelitas necesitaban conquistar en su aspiración por obtener la tierra de Canaán. Cuando Josué envió a un par de espías para reconocer la tierra, es probable que no se diera cuenta de que iba a tener un atisbo de la intervención oculta del Señor.
Debemos mirar cada obstáculo a través del lente del poder y de los recursos ilimitados de Dios. Cualquier cosa que parezca bloquear nuestros planes es una oportunidad para que demuestre su poder soberano. Solo porque no veamos que algo está sucediendo, no significa que Dios esté inactivo. Solo significa que está trabajando al otro lado de nuestros obstáculos, arreglando los detalles y llevando a cabo sus planes.
Cuando los espías regresaron a Josué, informaron que los habitantes de Jericó estaban muertos de miedo. Habiendo escuchado hablar de la liberación de los judíos de Egipto, y de la división de las aguas del mar Rojo, el temor de Dios se había apoderado de ellos. El escenario estaba listo para la conquista, aunque hasta ese momento Josué no había hecho nada. A veces pensamos que necesitamos estar involucrados en la solución de nuestro problema, pero a Dios no lo afecta quién o qué pueda utilizar para cumplir su voluntad. En este caso, trabajó en los corazones de los enemigos inculcándoles un temor desmoralizador.
Para el cristiano, los grandes obstáculos no tienen por qué ser motivo de desánimo. Aunque a menudo el Señor actúa en silencio, podemos tener la seguridad de que está haciendo su voluntad. Cuando las piezas de su plan estén en su lugar, nos llevará a la victoria.