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La persona del Espíritu Santo

6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.
7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,
8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.
9 Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,
13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Si alguien le preguntara quién es el Espíritu Santo, ¿diría que es un fantasma, un poder o una persona? La Biblia ofrece muchos detalles acerca de Él, que apuntan a su condición de persona, pero muchos no piensan en el Espíritu Santo como alguien que podamos conocer. Tal vez hemos recibido una enseñanza incompleta acerca de Él. Quizás, cuando leíamos acerca de su poder, asumimos que Él era solo una fuerza. Podría, incluso, ser que nos hayamos enfocado en el Padre o el Hijo, excluyendo al Espíritu Santo. Pero la condición de persona del Espíritu de Dios está revelada de manera clara por las descripciones bíblicas que dio:
Actúa como una persona que vive, enseña, testifica, condena, guía y habla.
Tiene personalidad, como lo demuestran su voluntad, pensamientos y conocimiento.
Es llamado por muchos nombres, incluyendo Espíritu de Dios, Espíritu de Cristo y Espíritu de santidad, los cuales describen su naturaleza divina.
Se le puede tratar como a una persona, se le puede intentar mentir, resistir, obedecer e invocar.
Creer algo menos de lo que la Biblia enseñan acerca del Espíritu Santo, le roba su gloria y disminuye nuestro entendimiento de la Trinidad. Además, una percepción errónea del Espíritu obstaculiza nuestra vida espiritual, porque no reconocemos la magnitud de su poder transformador, que nos permite triunfar sobre el pecado y obedecer a Dios.
Pídale al Espíritu que le aclare las Sagradas Escrituras para que pueda conocerlo en toda su plenitud. Él es quien le ayuda a encontrar en Cristo una vida de gozo, llena de paz, sabia, juiciosa y de obediencia.