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La influencia de nuestras convicciones

8 Por tanto, no te averguences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,
9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,
10 pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio,
11 del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles.
12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me averg:uenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
Por lo general pensamos en personas influyentes como aquellas que tienen autoridad, posición o poder en el mundo, pero en realidad, todos tenemos influencia en un grado u otro. El término describe la capacidad de tener un efecto en el carácter, desarrollo o conducta de otra persona.
Esto es justo lo que Cristo ha llamado a los creyentes a hacer al proclamar el evangelio y animarse unos a otros en la fe. No obstante, para influenciar a los demás, primero debemos estar convencidos de que la Biblia es verdadera. Entonces, a medida que crecemos en el conocimiento de la verdad, podemos ayudar a otros a conocer a Cristo, entender los principios bíblicos y vivir de manera obediente por ellos.
El apóstol Pablo aconsejó a Timoteo: “Retén la norma de las sanas palabras” en la fe (2 Ti 1.13), y estas mismas verdades nos han sido dadas.
1. La Biblia es la palabra inspirada e infalible de Dios. No hay errores en ella, y es totalmente cierta (2 Ti 3.16; Jn 17.17).
2. Hay un Dios, y existe en tres personas. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son todos miembros de la Deidad trina (Mt 28.19).
3. La vida eterna se recibe solo a través de la fe en Cristo. La salvación no puede ganarse por buenas obras (Jn 14.6; Ef 2.8, 9).
4. Jesucristo regresará un día por aquellos que creen en Él, y los llevará al cielo (Jn 14.2, 3).
Pero los incrédulos permanecerán bajo la ira divina.
A medida que el mundo se vuelve más resistente a la influencia cristiana, mantener tales convicciones requiere un compromiso sólido y una valentía constante. Por tanto, no permita que el mundo le robe su influencia piadosa.