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¿Es usted un verdadero seguidor de Cristo?




Juan 6.1-27



Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias.

Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos.

Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.

Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos.

Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?

Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.

Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco.

Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo:

Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?

10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones.

11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.

12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.

13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.

14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.

15 Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.

16 Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar,

17 y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos.

18 Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba.

19 Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo.

20 Mas él les dijo: Yo soy; no temáis.

21 Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban.

22 El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que éstos se habían ido solos.

23 Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor.

24 Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a Jesús.

25 Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?

26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.

27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.


Cuando el Señor Jesús anduvo en esta Tierra, a menudo estuvo rodeado de multitudes, las cuales podrían dar la impresión de que toda la nación de Israel estaba comprometida con Él como su Mesías. Pero al final de su ministerio, solo había 120 seguidores leales reunidos en un aposento alto (Hch 1.12-15).


La mayoría de quienes seguían a Cristo estaban interesados solo en lo que Él podía hacer por ellos. Venían para ser sanados o para ver los milagros que realizaba. Después que el Señor dio de comer a unos 5.000 hombres de manera sobrenatural, volvieron por la mañana esperando el desayuno. Juan 6.66 nos dice que cuando el Señor se negó a hacer otro milagro para ellos, y declaró que Él era el verdadero pan de vida, “muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él”.


Los seguidores temporales de Cristo todavía existen. Quieren los beneficios que Él puede darles, pero no están dispuestos a aceptar verdades difíciles o poner a un lado su propia voluntad para hacer la del Señor. Estas personas son como las semillas que cayeron en el suelo pedregoso en la parábola de Mateo 13. Permanecen con Cristo por un tiempo, pero si no los bendice como esperaban, se apartan de la fe.


Cuando se trata de verdaderos seguidores de Cristo, las listas de la iglesia no dan una imagen precisa. Los falsos evangelios que prometen una vida mejor, atraen a quienes buscan los beneficios de Cristo, pero permanecen indiferentes a Él. Los verdaderos seguidores se parecen más a Simón Pedro en Juan 6.68. Cuando el Señor les preguntó si también querían irse, su respuesta fue: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.

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