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El Libro inspirado de manera divina

12 Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.
13 Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación;
14 sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.
15 También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas.
16 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.
17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.
18 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.
19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
¿Qué tan importante es la Biblia para usted? Si es como la mayoría de los cristianos en el mundo occidental, es probable que tenga varios ejemplares de ella en su hogar. Pero la cantidad de Biblias que tenemos no es una medida de su valor para nosotros. Lo que hacemos con la Palabra de Dios y lo que ella hace en nuestro corazón es lo que revela cuánto la valoramos.
La Biblia es el libro más importante del mundo porque es el único con la Palabra de Dios inspirada. Nada de lo que ha sido escrito puede igualarse con la sabiduría y revelación de las Sagradas Escrituras.
¿Cómo nos dio Dios este texto sagrado? Segunda de Pedro 1.21 dice que no fue resultado de “un acto de voluntad humana” sino que vino a través de “hombres inspirados por el Espíritu Santo”. Aunque ellos conservaban sus propias personalidades, intelecto y vocabulario, estos autores humanos fueron guiados por el Espíritu de Dios, escribiendo solo lo que Él quería que dijeran.
El mismo Dios que creó el universo inspiró la escritura de la Biblia. Lo hizo para revelarse a nosotros y para explicar cómo la humanidad pecadora puede ponerse a bien con un Dios santo. Todo lo que necesitamos para la vida y la piedad se encuentra en sus páginas (2 Pedro 1.3).
Además, Dios no nos ha dejado solos para interpretar lo que ha escrito (2 Pedro 1.20). La verdad es que por nosotros mismos, no podemos entenderlo. Pero Dios nos ha dado su Espíritu Santo para que podamos conocer su mente a lo largo de la Biblia (1 Co 2.10-16). Pero si rara vez la abrimos, no conoceremos los pensamientos de Dios y, como resultado, perderemos sus bendiciones y sabiduría.