Admin
El juicio venidero

42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.
43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.
¿Alguna vez ha tenido que comparecer ante un juez? Incluso si su único delito fue estacionar donde no debía o manejar con exceso de velocidad, la experiencia en el tribunal puede ser muy intimidante. Su error no se puede deshacer, debe rendir cuenta de sus acciones y aceptar las consecuencias que decida el juez.
Llegará un día en que todo ser humano deberá comparecer ante el Juez del universo. En ese momento, no hay vuelta atrás, ni posibilidad de comenzar de nuevo. Cada uno de nosotros será considerado responsable ante el Todopoderoso por nuestras decisiones y acciones en esta vida.
Si usted ha depositado su fe en el Señor, comparecerá ante el tribunal de Cristo (2 Co 5.10). No será para juzgar sus pecados, pues fueron juzgados cuando la ira de Dios se derramó sobre Cristo en el Calvario. Ya que el Salvador ha asegurado el destino eterno de los que hemos creído en Él, estaremos delante de Dios, revestidos de la justicia de Cristo. El propósito de este juicio es la evaluación de nuestras obras para determinar si fueron inútiles o merecedoras de una recompensa.
El juicio ante el gran trono blanco está reservado para las personas que han rechazado a Cristo como Salvador (Ap 20.11-15). Las obras que realizaron serán evaluadas de acuerdo con el registro de Dios. Puesto que sus nombres no están escritos en el libro de la vida, su destino eterno será el lago de fuego.
Aunque nadie puede evitar ser juzgado, tenemos la opción de elegir ante cuál tribunal compareceremos. Pero el único momento en que podemos tomar esa decisión es en esta vida. Una vez que nuestra vida terrenal termine, nuestro destino estará determinado.