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El Dios misericordioso y la eternidad

Las Sagradas Escrituras hablan de la existencia después de la muerte: las personas pasarán la eternidad en el cielo o en el infierno. No obstante, muchas de ellas consideran que esta verdad es incompatible con otras realidades en cuanto al Señor. Aunque sus objeciones son comprensibles, la Biblia provee las siguientes respuestas:
¿CÓMO PUEDE SER BUENO SI PERMITE QUE ALGUNAS PERSONAS VAYAN AL INFIERNO? Dios es amor (1 Jn 4.8), y no quiere que nadie viva sin Él (1 Ti 2.4).
De acuerdo a su plan, toda persona puede apartarse del pecado y recibir al Salvador, disfrutando de su presencia ahora mismo y por toda la eternidad. Algunas, sin embargo, rechazan a Jesucristo y viven separadas de Él todos los días de su vida. Si no cambian esa trágica decisión, su separación del amor divino continuará por la eternidad.
¿POR QUÉ CREÓ DIOS A CIERTAS PERSONAS, SABIENDO QUE NUNCA LO ACEPTARÍAN? Para algunos, esto parece poco amoroso. Sin embargo, Dios valora tanto nuestro libre albedrío que no obligará a nadie a ir al cielo en contra de su voluntad. Hacerlo equivaldría a crear robots que no pudieran reaccionar, amar y adorar de verdad.
UN CASTIGO ETERNO PARECE INJUSTO, SOBRE TODO SI LA PERSONA NUNCA ESCUCHÓ EL EVANGELIO. Mientras los no creyentes viven, el Padre celestial les da lo que sea necesario para evitar que sufran el castigo eterno; sin violar el libre albedrío que les ha dado. Él da tiempo y evidencias suficientes para que nadie tenga una excusa válida para rechazar el único camino a la salvación (Ro 1.20).
El Señor Jesucristo quiere que usted pase la eternidad con Él. ¿Lo conoce como Señor y Salvador?