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Cómo manejar las circunstancias difíciles

12 Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio,
13 de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás.
14 Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.
15 Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.
16 Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones;
17 pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio.
18 ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.
El apóstol Pablo escribió su carta a la iglesia de Filipos mientras estaba preso en Roma. Aunque confinado y bajo vigilancia mientras esperaba ser enjuiciado, escribió para animar a los filipenses, asegurándoles que su situación estaba siendo utilizada por Dios. Les dijo: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Fil 4.11).
Notemos que este versículo no dice que Pablo siempre estaba feliz. Aunque la felicidad depende de las circunstancias, para los creyentes, el contentamiento es posible en cualquier situación, pues está anclado en Dios. Aunque el encarcelamiento del apóstol era difícil e incómodo, casi no mencionó las condiciones. Esta carta no está llena de quejas, sino de regocijo porque su enfoque nunca se desvió de Cristo (Fil 1.20, 21; 3.10).
Pablo no se consideraba una víctima. Estaba convencido de que se encontraba bajo la mano soberana del Dios viviente. Esta era la situación ordenada para él en ese momento, de acuerdo con el propósito divino del Señor.
Es más, el apóstol vio frutos de su tiempo en prisión. Toda la guardia imperial escuchó de Cristo por el testimonio constante del apóstol. Su confinamiento tuvo el efecto opuesto de lo que sus enemigos habían planeado. En vez de llevar a los cristianos a esconderse, la demostración de contentamiento de Pablo frente a las dificultades los hizo más osados (Fil 1.14).
Al igual que Pablo, podemos escoger la manera de actuar ante el dolor y las dificultades. Si optamos por el resentimiento y la amargura, nuestro sufrimiento será en vano. Pero si vemos cada situación como una oportunidad para crecer espiritualmente, podremos regocijarnos en el Señor a pesar de todo.