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Cómo lidiar con los sentimientos de culpa

1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.
3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.
4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás. Selah
La culpa viene de un sentimiento de responsabilidad por las malas acciones. La convicción puede resultar de los esfuerzos del Espíritu Santo por apartarnos del pecado y guiarnos a nuestro Padre celestial. Pero no toda culpa proviene de acciones pecaminosas.
La culpa falsa, que no es producto del pecado, puede surgir por una variedad de razones, tales como el fracaso, la vergüenza por acciones del pasado, o la crítica de otros. El rechazo o el abuso en la niñez también pueden desencadenar esta emoción. La culpa falsa es un arma poderosa que el enemigo usa para desviar nuestros pensamientos del Señor.
Ya sea falsa o real, el sentimiento de culpa divide nuestra mente, drena nuestra energía y despierta inseguridad. Si permitimos que se prolongue, podemos comenzar a tener dudas sobre la bondad y el amor de Dios. La depresión y la desesperanza pueden seguir. Para hacer frente a la situación, algunas personas desarrollan impulsos pecaminosos en un intento de reemplazar la culpa con algo placentero. Cantidades excesivas de comida, televisión, internet, compras y ejercicio son métodos comunes para tratar de rechazar los pensamientos de autocondenación.
Es importante abordar el sentimiento de culpa con rapidez. Reconozca este sentimiento e identifique la razón detrás del mismo. Si usted ha violado la ley de Dios, pídale perdón al Señor y dé los pasos necesarios para cambiar. Si descubre una culpa falsa, confiésela y pídale a Dios que cambie su manera de pensar. En cualquier caso, alábelo porque Él no quiere que sus hijos lleven cargas innecesarias, y ha prometido perdonar nuestros pecados.