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Cómo adquirir sabiduría




Proverbios 2.1-15


1 Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,

Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia,

Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz;

Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros,

Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.

Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

El provee de sana sabiduría a los rectos; Es escudo a los que caminan rectamente.

Es el que guarda las veredas del juicio, Y preserva el camino de sus santos.

Entonces entenderás justicia, juicio Y equidad, y todo buen camino.

10 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere grata a tu alma,

11 La discreción te guardará; Te preservará la inteligencia,

12 Para librarte del mal camino, De los hombres que hablan perversidades,

13 Que dejan los caminos derechos, Para andar por sendas tenebrosas;

14 Que se alegran haciendo el mal, Que se huelgan en las perversidades del vicio;

15 Cuyas veredas son torcidas, Y torcidos sus caminos.



Nadie quiere ser insensato a los ojos de Dios, pero cuando ignoramos lo que dice y vivimos de la manera que queremos, terminamos comportándonos como tales. La autosuficiencia nunca nos hará sabios. Si bien nuestra inteligencia, educación y destrezas pueden ser útiles hasta cierto punto, no son sustitutos del juicio piadoso. Si queremos la sabiduría divina, debemos seguir sus instrucciones.


Pedirla. Debemos clamar por inteligencia y prudencia (Pr 2.3). Dios provee discernimiento espiritual a quienes lo piden, pero eso significa que debemos estar dispuestos a esperar su respuesta. En nuestro momento de necesidad, es posible que deseemos tener discernimiento inmediato; sin embargo, crecer en sabiduría no es un proceso rápido.


Buscarla. La sabiduría es como un tesoro escondido. Si en verdad queremos encontrarlo, profundizaremos en la Palabra de Dios porque Él es la fuente de conocimiento e inteligencia (Pr 2.4-6). Si prestamos atención para aprender a conocer a Dios, entenderemos lo que desea y lo que aborrece.


Obedecer a Dios. Él reserva sabiduría para los rectos (Pr 2.7). Si conocemos los principios bíblicos, pero no los ponemos en práctica, no creceremos en sabiduría. En cambio, cuando obedecemos con diligencia la Palabra de Dios, la sabiduría entrará en nuestros corazones, guardará nuestros caminos y nos protegerá del mal y el engaño.


¿Estamos dispuestos a hacer lo que se requiere para recibirla? Debemos alimentarnos con la Palabra de Dios, o los afanes de esta vida y la búsqueda del éxito nos distraerán. Adquirir sabiduría requiere compromiso, tiempo, diligencia y búsqueda resuelta, pero bien vale la pena el esfuerzo.

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