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Buscar el buen camino

Si usted es excursionista, sabe lo importante que es seguir las sendas marcadas en un territorio desconocido. Aventurarse por su propia cuenta puede llevarle a un desastre si se extravía y no puede encontrar el camino de regreso.
Esto es parecido a lo que le sucedió a la nación de Judá. Se desviaron del Señor para tomar su propio camino y adoptar ídolos paganos. Como resultado, Dios le dijo al profeta Jeremías que les exhortara a volver a Él. Sin embargo, se negaron a escuchar y siguieron en la dirección incorrecta.
Pero no debemos seguir sus pasos. El Señor nos guiará a su senda si prestamos atención a los mandamientos en Jeremías 6.16:
“Paraos en los caminos, y mirad”. A veces Dios utiliza los problemas para que abramos nuestros ojos y nos demos cuenta de que estamos en una encrucijada. Este es el momento de detenernos y sumergirnos en la Palabra de Dios para discernir el camino a seguir.
“Preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino”. Los creyentes del pasado nos han dejado huellas para que las sigamos. Después de meditar en los Salmos y oraciones que nos ofrece la Biblia, debemos reflexionar sobre cómo tales peticiones revelan confianza en Dios.
“Andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma”. Con los ojos en el Señor y con confianza plena en el poder del Espíritu Santo, podemos andar por el camino de la obediencia y seguir a Cristo al dulce descanso que satisface el alma.
Si usted no está seguro de la voluntad de Dios, evite adelantarse. Haga una pausa, siga las instrucciones de Jeremías, y confíe en que el Señor le mostrará el buen camino. Luego proceda a caminar